Aproximación conceptual a la violencia escolar.

Carmen María Gómez.

Profesora Trabajo Social y Servicios Sociales. Universidad de Murcia (España).

 

Resumen

La agresividad es una característica inherente al ser humano y su estudio una constante en los estudios científicos desde el s. XIX. Sin embargo, empieza a despuntar un tipo de agresividad en infantes y adolescentes, la agresividad escolar.

Esta agresividad se debe tanto a las relaciones que se producen dentro de la institución escolar como a las individuales, personales o con los profesores, y a la aceptación social.

Conforme a estas relaciones y el papel en el que se sitúen las personas en relación a la agresión escolar aparecerán los maltratadores, las víctimas y los espectadores.

Palabras clave

Agresión; agresividad escolar; competencia social; fenómeno bullying

Abstract

Aggressiveness is an inherent human characteristic and researches on it are a constant feature on 19th century scientific studies. However, it is developed a kind of aggressiveness on children and teenagers: school aggressiveness.                         

This aggressiveness is due not only to relationships which occur within the school but also to individual relationships, personal relationships or with the teachers and social acceptance.  

According to these relationships and people’s role in this matter, abusers, victims and onlookers will appear.

Keywords

Aggressiveness; aggressiveness at school; social competence; bullying.



La preocupación de los psicólogos por el fenómeno de la agresividad comenzó a sistematizarse a finales del s. XIX con Williams James, quien lo definió como un “instinto”, idea que ampliaría más tarde Freud al considerarlo como un “impulso innato”. Pero es Yale quien realiza la primera publicación  bajo la perspectiva conductista relacionando agresión con frustración. Así, frente a las posiciones biologicistas o mecanicistas de los primeros tiempos, aparecen los estudiosos que consideran la conducta agresiva como resultado del aprendizaje de hábitos perjudiciales (Landrove, 1998).

 

Encontramos diversas y diferentes clasificaciones de la agresividad, la de Buss y Feshbach, distinción entre “agresión-enfado” y la “agresión instrumental”, la de Erich Fromm, “agresión benigna y agresión maligna”, o la de Moyer y Montagu quienes recogen las formas de agresión animal.

Mucha es la literatura que desde finales del s. XX está centrando su estudio de la agresividad en la agresividad escolar. Pero a pesar de la mayor presencia en los medios de comunicación sobre la escalada de violencia que está habiendo en las aulas, en pocas ocasiones nos explican qué significa violencia escolar, en qué contexto se da y cuáles son los perfiles de las personas que la protagonizan, es por ello necesario realizar una revisión conceptual que desde la literatura y la investigación se está realizando.

Analizaremos el concepto agresión, el cual definiremos como “cualquier forma de conducta que pretende herir física o psicológicamente a alguien” (Berkowitx, 1996)

La OMS en su clasificación de trastornos mentales y del comportamiento, CIE-10, sitúa el comportamiento agresivo como expresión de trastornos disociales tanto en niños como en adultos. Sobresale de entre sus características el deseo de herir: el agresor desea hacer daño a su objeto. Esta clasificación de la OMS se ve reflejada en la que realizará la  Asociación Americana de Psiquiatría, la cual diferencia los comportamientos agresivos en la infancia y adolescencia en cuatro grupos: causa daño físico/amenazas, destrucción de la propiedad, comportamientos fraudulentos/robos y violaciones graves de las normas.

-          Comportamiento agresivo que causa daño físico o amenazas a otros personas o animales. Definido por los siguientes criterios: a menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros; manifiesta crueldad física con otras personas o  animales; inicia peleas físicas o ha robado enfrentándose a otra persona

-          Comportamiento agresivo que causa destrucción de la propiedad de otras personas o animales, se define con los criterios como que ha provocado deliberadamente incendios con intención de dañar o que ha destruido deliberadamente propiedades ajenas

-          comportamientos fraudulentos/robos; violenta el hogar, automóvil o casa de otra persona, miente para conseguir bienes o favores; o roba objetos de cierto valor sin enfrentarse a la víctima

-          violaciones graves de las normas contempladas en los siguientes criterios: a menudo pasa la noche fuera de la casa sin consentimiento paterno, se ha escapado de casa durante la noche al menos dos veces y suele hacer novillos en la escuela, todo esto normalmente antes de los 13 años.

 

Como hemos comentado, la característica predominante en el comportamiento es el deseo de herir, pero en ocasiones la conducta agresiva no tiene esa finalidad. Así, encontramos que el comportamiento agresivo no tiene un único móvil, sino que al menos podemos distinguir entre agresividad instrumental, cuando la conducta agresiva sirve de “instrumento para”, es utilizada con otros fines distintos de los de la propia agresión, de la agresividad hostil o emocional, cuando el sujeto busca provocar daño a otro.

El comportamiento agresivo suele presentarse en distintos contextos: hogar, escuela, comunidad, y esto provoca un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral.

Siguiendo a la profesora Cerezo, la agresividad escolar viene determinado por diferentes condicionantes como son 1) los ambientales, como son las características físicas y arquitectónicas del centro y del aula,  2) los personales, las características del profesor y las propias del estudiante, así como 3) la aceptación social por parte de los iguales. Esta complejidad y pluralidad de factores determinantes de la violencia implican que la prevención de la agresividad y la mediación escolar elaboren unos instrumentos plurales y moldeables (Cerezo, 1999).

Las actuaciones escolares estarán divididas, por tanto, en tres estrategias: cambio individual, cambio ambiental  y cambio social.

Las estrategias de cambio individual están dirigidas a fomentar cambios en los estudiantes (conductas, actitudes, creencias). Aportan información o concienciación sobre influencias sociales para realizar conductas desviadas; programas de tutorización, de fomento de actividades de ocio alternativo, estrategias centradas en la modificación de conductas y programas dirigidos a enseñar habilidades.

Melero (1993, pp. 54-55) sostiene que lascaracterísticas de la propia institución escolar que pueden influir en el surgimiento de conflictos son: la jerarquía estricta; la obligatoriedad de la asistencia, y la necesidad de superar exámenes sobre ciertos contenidos. Para este autor, las dos raíces de la violencia y de la conflictividad escolar son: el autoritarismo de la institución, que origina tensión y rebeldía; y la pérdida de poder del maestro o profesor.

Las estrategias de cambio ambiental deberán estar dirigidas a modificar esas raíces de la violencia proponiendo un cambio en el  funcionamiento de la institución para hacerla más eficaz: mejorar del funcionamiento general de la escuela; establecer o definir normas de conducta apropiadas dentro de la escuela consensuadas, en la medida de lo posible con los representantes de alumnos y del cuerpo del profesorado; fomentar estrategias educativas más eficaces para el adecuado manejo del aula o para transmitir los conocimientos al tiempo que permiten un acercamiento personal a los alumnos; organizar las aulas y los grados de forma más operativas; incrementar la supervisión dentro de la escuela; realizar programas de concienciación e información sobre violencia escolar....

En el ámbito de la aceptación social, la dimensión de riesgo, que implica cualquier variable o factor que admite distintos grados en cuanto a su influencia desfavorable-favorable sobre el riesgo a ser víctima o agresor escolar, es la popularidad.

La popularidad está asociada a la competencia social, y cuando hablamos de competencia social podemos hacer referencia a las habilidades sociales, habilidades para la vida (OMS) o el comportamiento adaptativo.

La competencia social es definida por Gresham y Reschly (1988) como un constructo multidimensional en el que intervienen las siguientes variables: conducta adaptativa, habilidades sociales y relaciones entre iguales. Sin embargo McFall's (1982), establece una distinción entre habilidades sociales y competencia social; a las primeras, las define como un repertorio de comportamientos específicos que la persona utiliza para llevar a cabo una tarea con un fuerte componente social, y en determinadas ocasiones predicen sus respuestas sociales; mientras que la competencia social es un término evaluativo, basado en un juicio social, respecto a un cierto criterio, que valora si una persona ha realizado de forma adecuada las tareas sociales (en Gras Tornero, 2002).

En 1993 la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a UNICEF lanzó la Iniciativa Internacional para la Educación en Habilidades para la Vida en las Escuelas (Life Skills Education in School) teniendo como objetivo encontrar y describir qué agentes de las diferentes regiones del mundo estaban implementando habilidades para la vida. Su propósito fue el de difundir mundialmente la enseñanza de un grupo genérico de diez destrezas psicosociales, consideradas relevantes en la promoción de la competencia psicosocial de niñas, niños y jóvenes

  1. Conocimiento de sí mismo(a)
  2. Comunicación efectiva o asertiva
  3. Toma de decisiones      
  4. Pensamiento creativo           
  5. Manejo de emociones y sentimientos    
  6. Empatía
  7. Relaciones interpersonales
  8. Solución de problemas y conflictos
  9. Pensamiento crítico
  10. Manejo de tensiones y estrés

 

 

La popularidad, que se entiende como la posición de un individuo respecto a su grupo de iguales,  el carisma o reconocimiento público, viene dada por la competencia social que se tenga desarrollada.

Conforme a esta popularidad distinguiremos a los niños populares o que caen bien, los rechazados, los niños polémicos y los  niños aislados.

Los niños que caen bien se relacionan de una forma sensible, amigable y cooperativa, son efectivos solucionadores de problemas sociales y cuando no entienden una agresión de otro niño piden una explicación; tienen altamente desarrolladas sus habilidades sociales.

Los niños rechazados, por el contrario, manifiestan un amplio rango de comportamientos sociales negativos. Pero no todos estos niños que caen mal se perciben de la misma forma. Existen subtipos:

-         niños rechazados-agresivos tienen deficiencias en sus habilidades sociales por lo que muestran altos niveles de hostilidad y muestran severos problemas de conducta

-         niños rechazados-introvertidos, son pasivos y socialmente difíciles, se mantienen aislados de sus compañeros debido a que se sienten despreciados y atacados, por lo que se colocan en situación de víctimas[1]

Los niños polémicos suelen ser hostiles y destructivos, y si  bien caen mal a algunos de sus iguales, tienen algunas cualidades que los protegen de la exclusión social. Aparecen como relativamente felices y cómodos en sus relaciones con los iguales.

El niño aislado se caracteriza por no ser aceptado ni rechazado, sino ignorado por sus compañeros, entre los que pasa desapercibido. Está como fuera de lugar, al margen de lo que hacen sus compañeros, a los que parece evitar. Este aislamiento impide que el menor se relacione con sus compañeros por lo que no aprende a desarrollar habilidades sociales; para favorecer la integración de estos niños se debe facilitar el aprendizaje de esas habilidades a través de actividades cooperativas o grupales, de rol-play o de sesiones  individualizadas donde se practiquen con un adulto de forma supervisada y tutorizadas.

La conducta agresiva que se manifiesta entre escolares se conoce, internacionalmente, con el nombre de fenómeno bullying. Es una forma de conducta agresiva, intencionada y perjudicial, cuyos protagonistas son jóvenes escolares y tiene cuya consecuencia suele ser el hostigamiento y la exclusión social de la víctima. La mayoría de los agresores actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar.

Este fenómeno puede definirse como la violencia mantenida, mental o física, guiada por un individuo o por un grupo y dirigida contra otro individuo que no es capaz de defenderse a sí mismo en esa situación, y que se desarrolla en el ámbito escolar.

Puede adoptar varias formas, y conforme a la tipología usada desde el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia son:

  • Maltrato físico: acciones que, voluntariamente realizadas, provocan o pueden provocar daño lesiones físicas.
  • Maltrato emocional: acciones (normalmente de carácter verbal) o  actitudes que provocan o pueden provocar daños psicológicos.
  • Negligencia: abandono o dejación de las obligaciones en los cuidados de una persona.
  • Abuso sexual: cualquier comportamiento en el que una persona es utilizada como medio para obtener estimulación o gratificación sexual.
  • Maltrato económico: utilización ilegal o no autorizada de los recursos económicos o de las propiedades de una persona.
  • Vandalismo: violencia dirigida a propiedades con la intención de provocar su deterioro o destrucción.

Los roles que se van a desarrollar en el bullyng son el de víctima, agresor u observador. Sus perfiles se ajustarían a las siguientes características:

  • Bully o agresor suelen ser algo mayor, de fortaleza física y/o psicológica, que agrede al débil y de menor edad; sincero y líder, con escaso autocontrol, extraversión, ambiente conflictivo escolar y familiar, rendimiento escolar bajo, actitud negativa hacia el centro.

Según la percepción que tienen de ellos sus víctimas[2], son varones casi en un 80%, mayoritariamente del mismo curso (64%) y de nacionalidad española (94%); estos datos coinciden con el autoinforme de los agresores.

  • Víctima de menor edad que su agresor, tiene el  hándicap de ser el  blanco habitual, con escasa popularidad, niveles altos de ansiedad, ambiente sobreprotector y actitud pasiva hacia el centro.

Según el autoinforme de las víctimas del Informe “Violencia entre compañeros” el 65% son chicas, normalmente de 13 años (40%) y de nacionalidad española (95%)

  • Alumnos observadores, pueden adoptar cuatro actitudes diferentes, atendiendo el siguiente esquema: activo que desaprueba la conducta bully, activo que aprueba esa conducta, pasiva que desaprueba y pasiva que aprueba la agresión en el aula.

Amistad                           ACTIVA        Provocación

Responsabilidad                                      Impopularidad del víctima

Autoridad                   5%          20%      Miedo        

 

            DESAPRUEBA                                            APRUEBA

 

      Miedo                                                     Ha sido provocado

      No es su problema     50%         25%       Impopularidad

      No es importante                                     Miedo

            Compromiso                      PASIVA

 

BIBLIOGRAFÍA

  • ALONSO GARCIA, J., NAVAZA SUELA, Mª Agustina (2002): “La agresividad y su relación con el rendimiento escolar”. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 5(1). Consultado el 18 de Diciembre de 2004 en http://www.aufop.org/publica/reifp/02v5n1.asp
  • BERK, L.E., (1999): Desarrollo del niño y del adolescente, Prentice Hall, Madrid, 1999
  • BERKOWITX, L. (1996): Agresión. Causas consecuencias y control. Desclee de Brower, Bilbao.
  • CEREZO RAMÍREZ, F. (1999): Conductas agresivas en la edad escolar. Aproximación teórica y metodología. Propuestas de intervención, Pirámide, Madrid.

- (2004): La violencia en las aulas. Análisis y propuestas de intervención, Pirámide, Madrid.

  • FLORES HERNÁNDEZ, S. (2002): Psicología de la Educación. Teoría y práctica. DM, Murcia.
  • LANDROVE DÍAZ, G. (1998): La Moderna victimología, Tirant Lo Blanch, Valencia.
  • MARTIN ANTON, Luis Jorge; CARBONERO MARTIN, Miguel Ángel; ROJO FRUCTUOSO, Javier; CUBERO, Jose Luis & BLANCO, Mª Antonia (2002). Las agresiones en la escuela percibidas por los alumnos. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 5(1). Consultado el 15 de Mayo de 2003 en http://www.aufop.org/publica/reifp/02v5n1.asp
  • MARTÍNEZ-OTERO, V. (2001): “Convivencia escolar: problemas y soluciones”, Revista Complutense de Educación, vol. 12, nº 1, págs. 295-318.
  • MELERO MARTÍN, J. (1993): Conflictividad y violencia en los centros escolares. Madrid, Siglo XXI.
  • SERRANO SARMIENTO, A., IBORRA MARMOLEJO, I. (2005): Informe Violencia entre compañeros en la escuela, Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, Serie Documentos 9.
  • TOBEÑA, A. (2003): Anatomía de la agresividad humana. De la violencia infantil al becilismo, Debolsillo, Barcelona, 2003
  • TRIANES, M.V. (2000): La violencia en el contexto escolar, Aljibe, Málaga.

 


[1]              Según la definición de Mendelsohn es una víctima por ignorancia, irreflexivamente provoca su propia victimización al facilitar la actuación del agresor

[2]              Datos obtenidos del Informe Violencia entre compañeros en la escuela 2005. Centro Reina Sofía para la violencia

 

  

La Razón Histórica, nº14, 2011 [18-24], ISSN 1989-2659. © IPS.

 

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