Un libro ejemplar.
“Las ideas tienen consecuencias”, de R.M. Weaver.
Reseña de
Diana Armas Dueñas.
El politólogo Richard M. Weaver [1910-1963], uno de los principales doctrinarios del moderno pensamiento conservador americano, nos ofrece en este trabajo, reeditado en 2008, su crítica sobre la evolución de las principales Ideas en la Historia de la civilización occidental, en sus dimensiones política, filosófica y artística. Además del presente volumen, Weaver es autor de varias de alto calado como The Ethics of Rhetoric (1953), Visions of Order (1964) o Life Without Prejudice (1965), con las consiguió una enorme influencia sobre las bases del partido republicano norteamericano, situándose al nivel de Russell Kirk en La mentalidad conservadora, y de F. Hayek en Camino de servidumbre.
En esta obra encontramos, pues, un diagnóstico sobre los problemas políticos y morales que afectaba, y afectan, a Occidente tras el impacto ideológico de la Modernidad, en sus convicciones éticas y sus creaciones filosóficas, literarias, etc. Pero frente a la “enfermedad” relativista derivada del “ídolo de la Modernidad”, que pone en cuestión los pilares tradicionales de nuestra sociedad (como antes denunció Röpke) proponía como remedio “el uso correcto de la razón humana”. Los errores y catástrofes de nuestro era no eran consecuencia de necesidades imperiosas, sino fruto de decisiones humanas infundadas y meramente ideológicas. Así, “frente a la disolución de Occidente”, cuyas elites abandonaban las ideas fundacionales, para Weaver era imprescindible alcanzar una renovada aceptación de la realidad fundada en la Ley natural, y en el reconocimiento de que las ideas –como las acciones- tienen consecuencias.
Para ello comienza, de manera nada usual, señalando el inicio de la crisis de la civilización occidental en una serie de “ideas” modernistas, en especial del “nominalismo” de Guillermo de Ockham. Continúa evidenciado la “ausencia de Ideas” en un mundo incapaz de hacer frente a su propia degradación. Señala los efectos perniciosos de las ideas ligadas al “sentimentalismo” imperante, dominado por el relativismo moral y la inmediatez intelectual. Subraya las consecuencias anárquicas del abandono de todo idea de “autoridad”. Denuncia los efectos “pornográficos” de las ideas sensacionalistas dominantes en un periodismo convertido en mero negocio. Acusa a la mitificada idea de la “especialidad” de provocar la fragmentación de los saberes y de llevar a la cultura al desastre. Considera peligrosa la obsesión igualitarista”, idea capaz de acabar con las jerarquías y con la misma libertad. Y defiende la propiedad privada como el último vestigio de la libertad y la responsabilidad humana. Por ello, estas ideas, entre otras, que Weaver analiza desde la “reacción de la libertad”, muestran como nuestro pensamiento es capaz de producir, si no es fundado en las “primeras verdades”, acciones y consecuencias negativas para nuestra convivencia, y más allá, para nuestra supervivencia.
Por ello, Weaver escribía que “he aquí un libro más sobre la disolución de Occidente. Mi intención al escribirlo era alcanzar dos objetivos poco habituales en la cada vez más abundante literatura sobre el tema. En primer lugar, analizar dicho declive, no basándome en la analogía sino en la deducción. Quien esto escribe considera que le mundo es inteligible y los hombres son libres, y que las consecuencias que actualmente nos abruman no son fruto de una necesidad biológica o de cualquier otra índole, sino de decisiones que no han sido dictadas por la inteligencia. En segundo lugar, tengo la osadía de proponer, si no una solución general, al menos sí un atisbo de solución, desde la convicción de que los análisis científicos no valen nada cuando van acompañados de impotencia moral”.
Ref. Richard M. Weaver. Las ideas tienen consecuencias (Traducción de Ana Nuño). Ciudadela Libros, 2008.
La Razón Histórica, nº15, 2011 [99], ISSN 1989-2659. © IPS.