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De modas y Guanches.

 

 

 

Antonio Moreno Ruiz

 

 

Historiador, profesor y traductor de lengua portuguesa, ensayista y poeta (España).


 

El muy corrupto régimen zarzuelero, que inició su maléfica andadura allá por el infausto año de 1978, abrió una peligrosísima caja de Pandora sin consultar con nadie. El separatismo era por entonces algo bastante minoritario en España: Jóvenes fanatizados, vacas locas eclesiales y burgueses infames que se arriman al sol que más calienta componían este triste cuadro que, en la práctica, nada quería decir al grueso de los españoles. Sin embargo, la camarilla que escaló puestos al calor del franquismo pactó con lo peor del antifranquismo y decidió ir entregando algunas regiones españolas a estos elementos. Por supuesto, la cosa no se iba a quedar ahí. Ellos querían que las taifas caciquiles solo se redujeran a las Vascongadas, Cataluña y quizá Galicia, reviviendo la cerrazón de la II República. Pero ya se sabe: O todos moros, o todos cristianos. Y a este paso, todos moros….

Acto seguido, cada taifa caciquil esgrimió un mito nacionalista contra España. En las Vascongadas fue el racismo del tontiloco Sabino Arana, ahora travestido de democracia cristiana; en Cataluña, las historietas austracistas que más bien parecen propias de un delirium tremens; en Galicia, celtas y suevos; en Andalucía, la morisma hasta en la sopa… Y hasta en Castilla, se han sacado de la manga unos comuneros cuyo parecido con la realidad histórica viene a ser pura coincidencia. ¿Y en las islas Canarias? Pues los guanches. Faltaría más.

¿Pero quiénes eran los guanches?

En todo caso, no disponemos de un nombre para designar a todos los aborígenes de las Islas Afortunadas. Tampoco constituyeron jamás un pueblo unificado. Como guanches se conocía exclusivamente a los indígenas de Tenerife.

El mito nacionalista de la taifa caciquil en este caso dice que “España” tiene la culpa porque los guanches fueron exterminados. Pero claro, si los guanches fueron exterminados, entonces, ¿cómo se reivindica lo guanche como un separatismo claramente diferenciador e irrefutablemente existente? Curiosamente, el mismo error de la escuela de Américo Castro: España es diferente porque es un país semita (y no lo acepta) y sin embargo, ha sido muy mala por exterminar a moros y judíos… ¿Pero en qué quedamos? Será que en el fondo, el odio a España, esto es, el odio a uno mismo, lleva a las mismas tonterías.

Cierto es que los nativos de Canarias estaban ligados a la cultura bereber. Los testimonios de cultura material, lo que se sabe de su religiosidad, así como la escritura ligada al grupo líbico-bereber así nos lo van diciendo. Con todo, los análisis genéticos, si bien nos aproximan también a lo amazigh, en modo alguno son concluyentes. Reiteramos que no constituían un pueblo unificado, y físicamente así se veía. Si bien los guanches de Tenerife son descritos como altos y rubios, Cristóbal Colón decía en sus diarios de a bordo que los canarios “no eran ni blancos ni negros.”

La conquista y la colonización de Canarias se realizó desde el condado de Niebla, uno de los ejes fundamentales de la Baja Andalucía. Es por ello que el acento canario, en muy buena medida, es una evolución del habla andaluza occidental. A posteriori, se sumarían españoles de otras regiones así como genoveses y portugueses, y una minoría de esclavos magrebíes y negros. Y asimismo, la identidad canaria se va a enriquecer sin parangón en su continuo e intenso contacto con el Nuevo Mundo, desde la Florida al Uruguay.

¿Pero los guanches fueron exterminados?

No, de ninguna manera. Si bien la conquista fue un proceso duro, se hizo lo que luego se hizo en América, y de hecho, así conquistaron también griegos y romanos. A unos se les hizo la guerra y con otros se pactó, y se aprovecharon las estructuras indígenas para insertarlas en la Corona. Los estudios genéticos en las islas nos muestran que una buena parte de la población tiene sangre aborigen, lo cual también se ve que coincide con los estudios genéticos de Puerto Rico. Como otro ejemplo, podemos citar la presencia de nativos canarios en Sevilla (*) desde el siglo XVI. Hay referencias a sus danzas, así como queda la calleCanarios, cerca de la Puerta de la Carne. Estos canarios son los que incorporan a los bailes de la época el zapateado vigoroso de punta y talón que será adoptado por los bailarines educados en la tradición musical europea.

¿Qué los guanches estaban ligados al tronco bereber? Mayormente sí. ¿Pero son los actuales isleños bereberes, y por eso mismo, son diferentes y deben separarse de España? No, en absoluto. No existe lo bereber como un grupo racial, salvando quizá algunas zonas del Rif marroquí y de la Kabilia argelina. Los bereberes han recibido mucha mezcla de pueblos semitas y negroides, y  aparte, espiritualmente están muy conectados en el mundo islámico, salvando una minoría de bereberes argelinos que parece que se están convirtiendo al cristianismo. Que sepamos, los nativos canarios eran paganos, y los bereberes africanos primero fueron cristianos y luego musulmanes. Asimismo, entre ellos constituye el árabe un vehículo comunicativo innegable. Ninguno de estos elementos estuvo presente jamás en Canarias, en esa Canarias entreverada de Andalucía e Hispanoamérica.

Asimismo, los bereberes continentales se dividieron mucho cuando el islam invadió la Península Ibérica, siendo ellos los actores de la conquista y luego desplazados por los árabes, contra los cuales lucharon durante siglos, hasta que consiguieron dominar algunas taifas e incluso pasaron otros contingentes a la Península mediante los radicales almorávides y almohades, de los siglos X y XI respectivamente. Ya por entonces comenzaba a cambiar la etnicidad del Magreb, diferenciándose bastante de la Península por la fuerza del elemento semita y el elemento negro, que si bien también tuvieron lugar en tierra ibera, ni por asomo en el abrumador grado que en el norte africano.

Muchos españoles actuales, al igual que muchos blancos mediterráneos, son más parecidos a los bereberes antiguos que los mismos bereberes actuales.

Canarias es una parte integrante de España, tan irrenunciable como Madrid, Toledo, Ceuta o Valencia. Su identidad forma parte de toda una patria. Su música tradicional atestigua vivas formas preflamencas (Como el sorondongo o las seguidillas) y unas formas muy parecidas a las músicas festeras de Cádiz, así como también tiene otras músicas emparentadas con otros pagos de España, como la isa (De origen asturiano), o también de otras influencias europeas, como las polcas piconas; así como se ha conservado, evolucionando con maneras propias, la folía, auténtico tesoro de la música barroca. Por supuesto, lo guanche se embutió en el mundo hispánico y debido a la escasez de numerosidad e interconexión, no se conservó como una especie de “raza aparte”. Como con Roma hubo pueblos de raigambre ibera y celta, o las minorías fenicias y griegas que tampoco lo hicieron, y no por ello hubo un exterminio. Fue todo un proceso de interacción, mezcla y política.

Por ello, en absoluto es malo estudiar la historia guanche, su influencia en lo físico, lo gastronómico, lo toponímico…. Lo que sí es malo es el endémico embuste nacionalista, ese insufrible subproducto pseudo-romántico que en nada se corresponde ni con la historia ni con la realidad.

 

 

(*) Véase:http://flamenco002.blogspot.com.es/2012/06/antecedentes-ritmico-armonicos-de-la.html

 

 

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