Un libro ejemplar. “La constitución cristiana de los Estados”, de Miguel Ayuso.
Reseña de
Esteban de Castilla.
Miguel Ayuso Torres, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas y Presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos nos ofrece, en este magnífico texto, una visión enraizada en el más genuino tradicionalismo político hispano, perfectamente documentada y sobre la constitución cristiana de los Estados. Una visión profundamente actual para un tiempo histórico presidido por la ofensiva laicista de construcción en Occidente de una “realidad política” sin referencias a las raíces históricas y morales del Cristianismo europeo. Una obra, pues, de envergadura que podría completar su notabilísimo edificio de análisis jurídico-político: ¿Después del Leviathan? (1996), Una visión problemática de la Constitución Española (2000), De la ley a la ley (2001), ¿Ocaso o eclipse del Estado? (2005) o La política, oficio del alma (2007).
En el primer capítulo, “Religión y Sociedad”, se analiza la relación entre Cristianismo y política a través de la historia, subrayando el papel del designio revolucionario en la construcción de una modernidad política sin Dios, así como el nacimiento de la contestación cristiana al mundo moderno. En el segundo, el profesor Ayuso se pregunta “¿Existe una doctrina política católica?”, a lo que responde, de manera argumentada la vigencia de una doctrina política de la Iglesia, ligada a una cosmovisión social arraigada en la Tradición, y fundada en un orden político cristiano. En el tercer capítulo aborda la evolución de esta doctrina política católica tras el Concilio Vaticano II, señalando los pros y contras de las nuevas estrategias implantadas. En el cuarto analiza los problemas del Estado católico ante la modernidad política, señalando la necesidad de conciliar la razón humana y la cultura histórica a la hora de legitimar las razones actuales del Estado católico. En el quinto, el profesor Ayuso centra el estudio en el “singular caso español”, nacido del anticlericalismo político de buena parte del liberalismo hispano decimonónico (siglo XIX), y mantenido en el siglo XX en las tentativas republicanistas y laicistas más radicales.
Por ello, su conclusión reclama la necesidad, en España y en Occidente, de transitar de un laicismo político irracional y voluntarista a una laicidad que logre conciliar la voluntad popular y las raíces históricas ante los retos que la globalización impone en las sociedades contemporáneas. El problema sobre la constitución cristiana de la misma política del finisecular Estado moderno, retrotrae, para Ayuso, al de la misma la soberanía popular y la democracia, que no son otra cosa que «la puesta en plural del pecado original», según la feliz expresión de Jean Madiran, para ratificar, entonces, que la doctrina social de la Iglesia, antes que una doctrina meramente mundana, es una contestación del mundo moderno, que reacciona o contesta en tanto que afirma el “Reino de Cristo sobre las sociedades humanas como condición única de su ordenación justa y de su vida progresiva y pacífica”.
Ref: Miguel Ayuso Torres, La Constitución cristiana de los Estados. Ediciones SCIRE, 2008.
La Razón Histórica, nº13, 2010 [55-56], ISSN 1989-2659. © IPS.