Magister vitae.
"La Política social en el siglo XXI".
Diana Armas Dueñas.
Ensayista. Ips (España).
"La paga y el jornal del amor es
recibir más amor hasta llegar al colmo del amor.
El amor sólo con amor se paga"
(SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual, 9, 7).
La Política social, ciencia normativa y actividad política, es también el signo de una época; época marcada “a fuego” por el impacto de la industrialización y su “ritmo vital” en las viejas comunidades del Occidente. Pero un nuevo horizonte histórico parece vislumbrarse en la Política Social a inicios del siglo XXI. Determinados fenómenos, de trascendencia aún por descifrar en su esencia, simbolizan una aceleración, sin precedentes, del ritmo vital de nuestra civilización. La tendencia a la globalización acelerada del conocimiento, la interrelación de ideas e idearios, la tecnificación creciente de la vida cotidiana, y los nuevos medios de comunicación, más rápidos y directos que antaño, expresan una mutación social y cultural de alcance aún por determinar.
Fenómenos que nos hablan de un “tiempo histórico” dónde las tradiciones seculares que ligaban al hombre con su entorno material y espiritual parecen entrar, en ciertas sociedades, en trance de desaparición; pero las nuevas formas de vivir y de pensar, propias de la modernidad, se suceden, unas a otras, sin solución de continuidad aparente, y a una velocidad que apenas deja rastros de los mismas en los anales contemporáneos. Y el mismo modelo político-social vigente en el mundo occidental, el Estado del Bienestar gestado en el Viejo continente, se demuestra insuficiente como punto de partida ante los imperativos marcados por las naciones emergentes y los marcos geopolíticos cambiantes del mundo globalizado.
La mutación protagonista de este nuevo “tiempo histórico” genera cuestiones básicas que el pensamiento político-social debe afrontar; pero desde una reflexión teórica sin mucho tiempo ante la urgencia vital, y por ende mediática, de estas “sociedades aceleradas” dando respuestas urgentes a solicitudes urgentes, en el tiempo y en el espacio. Preguntas compartidas que versan sobre las raíces de los problemas sociales no superados, sobre los orígenes de las amenazas medioambientales difundidas globalmente, o sobre los valores que un día fueron el referente de sus antepasados; en suma, sobre la historia que ha llevado a su época ser de una manera y no de otra. Preguntas y respuestas que atañen, como nunca antes, a todo el hombre (integridad) y a todos los hombres (sostenibilidad).
Cuestiones centrales que advierten de un nuevo “problema social”, tal y como magistralmente advierte y enseña Benedicto XVII en Caritas in veritate, al definirlo como desarrollo humano integral, y que cuestiona, en su fundamento empírico y epistemológico, la vigencia de las bases ideológicas de la actual Política social, pero que reafirman su identidad como ciencia normativa y como acción política. Las “fracturas sociales” emergentes (de nuevo cuño o de persistente problemática) que conlleva esta nueva cuestión, así como las “mentalidades sociales” asociadas, fruto de una economía globalizada y una comunicación de ámbito mundial, impelen, pues, a reflexionar sobre las teorías y los métodos hasta ahora empleados.
Así, en esta decimocuarta entrega de La razón histórica abordamos, desde una óptica singular, el pasado y el presente de la Política social contemporánea; singular por afrontar retos concretos de la acción social, y rescatar clásicos del pensamiento social hoy apenas recordados en los anales del Welfare State, de uno y otro lado del Atlántico.
Por ello comienza este número con el análisis de la investigadora Carmen Caravaca sobre la obra y figura del filósofo Xavier Zubiri, subrayando “lo social” contenido en su disertación sobre las “posibilidades históricas”. A continuación, el catedrático de filosofía y ensayista Ángel Gutierrez nos ilustra sobre la “función social de la educación”, la profesora Carmen María Gómez nos acerca a una “aproximación conceptual a la violencia escolar” y desde la Universidad de Murcia Sergio Fernández y Carmen Caravaca desarrollan sistemáticamente los sistemas de protección social a las víctimas de delitos, uno de los colectivos más desfavorecidos durante años dentro del marco público de asistencia social.Y para culminar este apartado aportamos, gracias a la plataforma chilena Acción familia, un texto brillante del gran pensador católico brasileño Plinio Correa de Oliveira sobre "El problema de la vejez".
Posteriormente, recogemos algunos textos significativos del pensamiento social de los últimos dos siglos. En primer lugar aparece el “Discurso sobre el fomento de la industria popular” (1774), del ilustrado Pedro Rodriguez de Campomanes. Posteriormente recogemos el texto “De la desigualdad personal en la sociedad civil” (1799) de Ramón Campos Pérez. A continuación exponemos la pastoral “La condición social de los obreros” (1891) del arzobispo chileno Mariano Casanova, finísimo recordatorio de las máximas de la Doctrina social marcadas por Leon XIII y la encíclica Rerum Novarum. Y finalmente aparece “El Espíritu corporativo” (1899) del pensador libertario Georges Toussaint Léon Palante, quién analiza el organicismo social presente a principios del siglo XX en Europa, en especial desde la obra de Emile Durkheim.
Para concluir este número recuperamos en la sección Los falsarios de la historia el magnífico y breve ensayo "El hombre mediocre" del Ernest Hallo retrato elocuente del ser humano moldeado por las "nuevas sociedades occidentales". Y como libro ejemplar reseñamos la obra de los profesores de la Universidad de Granada J. Iglesias de Ussel y A. Trinidad "Leer la sociedad" (2010), auténtico compendio teórico, metodológico y analítico de la ciencia sociológica.
La Razón Histórica, nº14, 2011 [2-3], ISSN 1989-2659. © IPS.