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El poder del conflicto.

 

David Meseguer Sánchez.

 

Universidad de Murcia (España).

 

El conflicto es un hecho social que surge de la vida en sociedad, por lo que donde hay sociedad hay conflicto, evolucionando ambos conjuntamente y alterándose entre sí.  En este ensayo expondremos  uno de los numerosos usos que se le da al conflicto, el tertium gaudens. Veremos, además, cómo evoluciona a lo largo de la historia, así como su presencia e influencia en la actualidad, ya que afecta a la totalidad de la población directa o indirectamente, en mayor o menor medida.

No obstante, en primer lugar definiremos la piedra angular del ensayo, el conflicto. A pesar de que no hay una definición exacta y unitaria de conflicto, se define según la RAE como  un enfrenamiento entre personas, definición que resulta un tanto pobre y ambigua, pues el conflicto es un fenómeno mucho más amplio y complejo. Existen, además, múltiples tipologías de conflictos, por ejemplo, los conflictos culturales, que se producen por la confrontación de costumbres y modos de vida de diferentes culturas.  No obstante en este artículo centraremos la atención sobre uno de los conflictos de mayor importancia en la actualidad, el conflicto social.

El conflicto social ha sido tratado por numerosos y reconocidos autores de la ciencia social, entre ellos, Durkheim, Marx o Simmel, los cuales nos ofrecen su particular visión sobre el conflicto, su forma de entenderlo, y en definitiva, su concepto de conflicto y como este se escenifica en la sociedad. Desde una perspectiva objetiva, el conflicto social puede definirse como  aquella situación en la que diferentes grupos sociales tienen ideas, creencias, valores u intereses diferentes sobre un asunto (no necesariamente opuestos), queriendo imponer cada grupo los suyos.

A partir de esta delimitación conceptual del conflicto surgieron diferentes corrientes que lo trataban, por ejemplo, la teoría Estructural-funcionalista, cuyo autor más representativo es el famoso E. Durkheim, el cual defiende que el conflicto es un hecho social normal (es decir, no es atípico que el conflicto surja de la vida en sociedad) y que tendría, incluso, consecuencias positivas, entre ellas el aumento de la solidaridad/unión entre miembros de un mismo grupo social, consecuencia que también remarcó Coser. Otros autores como K. Marx determinaron que el conflicto social se daba entre los grupos sociales que tenían los medios de producción y los sometidos al mismo. Cada grupo luchaba por sus intereses, pues el grupo sublevado empleaba él conflicto para tratar de abandonar su situación de inferioridad, mientras que las clases poderosas combatían para mantenerlo.  Por último, Dahrenford, uno de los autores más representativos del conflicto social, determinó que los grupos sociales existen, se consolidan y evolucionan a través de la presión y coerción entre ellos, es decir, mediante un constante conflicto, donde al igual que en la teoría estructuralista el conflicto sería un suceso normal y que se lleva a cabo entre los grupos sociales dominantes y dominados, los primeros para mantener el poder y status quo y estos últimos para liberarse precisamente de ello.

Una vez introducido el conflicto iremos un paso más allá para tratar de determinar que usos puede darse a este, pues bien empleado es un arma de gran poder. Entre los múltiples usos del conflicto destaca el denominado Tertium gaudens. Esta locución latina se emplea para describir aquella situación donde un tercero aprovecha un conflicto entre otros para obtener un beneficio. Esta práctica ha sido usada a lo largo de la historia por numerosos líderes imperiales, otorgándoles grandes éxitos.

En la antigüedad, la máxima representación de los conflictos eran los enfrentamientos bélicos, mucho más frecuentes que en la actualidad, donde se combatía para hacerse con determinados territorios,  imponer tu lengua, valores, costumbres, etc., en definitiva, tu cultura. Uno de los pioneros en estas prácticas, o al menos así queda documentado, fue Filipo II. El antiguo rey Macedonio fue reconocido, entre otras muchas virtudes, por saber emplear de forma adecuada los conflictos entre los grupos enemigos. Cuando entre estos surgían conflictos internos o se enfrentaban a otro grupo cualquiera eran más vulnerables para ser atacados y derrotados, y es por esto (entre otras cosas) por lo que Filipo construyó los inicios de uno de los ejércitos que más tarde acabaría por conquistar lo que nunca antes ningún otro ejercito conquistó, y donde, el secreto se encontraba en la capacidad estratégica, capacidad que posteriormente  Alejandro Magno, (Sucesor de Filipo, que realizó realizando la máxima expansión del imperio) usó para obtener ventaja en los enfrentamientos, determinando  cuando, donde y sobre todo, cómo atacar.

Todas estas prácticas no caen en el olvido, sino que son retomadas y perfeccionadas por posteriores generaciones y civilizaciones, así por ejemplo, en la civilización romana que sucedería el liderazgo de Alejandro Magno del imperio Macedonio era igualmente usado. Debido a las enormes expansiones del imperio romano, esta práctica fue perfeccionada en el ámbito militar, e incluso uno de sus grandes emperadores, Julio Cesar, empleó la famosa frase Divide et impera, derivada de tertium gaudens.

Como podemos observar, tanto el conflicto como las herramientas que se usan en él evolucionan junto con la sociedad, y esta práctica no iba a ser menos.  En la actual sociedad globalizada, tecnologificada y capitalista, esta práctica se encuentra muy presente en nuestro día a día, salvando las diferencias con el antiguo campo bélico y militar, pues no se emplea en estos ámbitos, sino que estamos sometidos a una constante y silenciosa manipulación que difícilmente podemos percibir y mucho menos escapar.

Ha sido el desarrollo de las TICs lo que ha propiciado a los grupos de poder la herramienta perfecta para dominar la población, creando un nuevo mundo, el mundo cibernético, que comienza a cobrar una importancia similar a la del mundo real, incluso con previsiones de que llegue a superarlo, pues lo que surgió como un complemento del mundo físico está acabando por condicionarlo y determinarlo.

El avance tecnológico ha permitido la creación de un nuevo mundo, otra realidad que se difunde con la real y donde cada vez diferenciar entre ambas es una tarea más compleja. Creando la realidad se consigue crear el pensamiento, crear personas y personalidades, implantando sus ideas, opiniones, creencias y convirtiéndolas en la verdad, cuando la verdad, en el mundo social, no existe. 

¿Cómo se lleva este proceso a cabo?

El transcurso que tiene lugar para crear la realidad no es, desde luego, nada simple, sino que tiene detrás años de evolución y perfeccionamiento de conocimientos sobre el individuo y el comportamiento del mismo en sociedad. No debemos obviar la reciente incorporación tecnológica, ya que ha provocado un cambio en el modo de vida, facilitando así las prácticas para llevar a cabo esta manipulación.

Platón, con su famoso mito de la caverna, lo predijo. Salvaguardando las distancias entre una caverna y una pantalla, en ambas situaciones nos encontramos encerrados y aislados en un lugar delimitado, irreal, desde donde no podemos ver la realidad, sino que percibimos únicamente lo que los sofistas nos muestran, sofistas que ocultan y crean la verdad, nuestra verdad, y alejándonos a la vez de la misma.

Vivimos entre sofismas, y lo que resulta más preocupante, crecemos y nos desarrollamos entre estos, creando nuestra identidad en base a estas premisas falsas. Es sin duda en los niños, donde más peligrosas resultan estas prácticas que se dan hoy en día, pues los aparatos electrónicos se han convertido en el chupete del S.XXI, pasando a ser uno de los agentes socializadores de primer nivel, altamente influyentes en la creación de la identidad. Las personas en desarrollo (niños e incluso adolescentes) son los que más sufren –y sufrirán- las consecuencias del camino que la sociedad está recorriendo, pero esto no quiere decir, ni mucho menos, que con una identidad desarrollada y definida no resulten perjudicadas por ello, únicamente que no lo padecen con tanta intensidad.

El arma más poderosa son las populares redes sociales, siendo estas el instrumento perfecto para inculcar opiniones y construir la mente de sus habitantes, pues se basan en la emisión de mensajes cortos pero con una idea clara y definida, modo de transmisión de información que resulta más fácilmente retenida en la mente de los receptores, implantándose en sus creencias e inconsciencia, creando en su realidad.

¿Quiénes inculcan la realidad?

Numerosas son las fuentes emisoras de información, destacando por ejemplo los grandes medios de comunicación como la televisión o la radio, aunque estos son cada vez  menos influyentes pues la red está consolidándose como la fuente de información principal. Plataformas como Wikipedia, o zonas webs como Facebook, Twitter o Youtube entre otros, conocidas y consultadas por prácticamente toda la población, son los lugares donde la gente accede para informarse o pasar su tiempo. En esta sociedad virtual se pueden diferenciar dos grandes grupos; Los emisores y los receptores de información.

Los emisores de información no serían todos aquellos usuarios que emiten información, sino que se debe atender a la relevancia y nivel de difusión de la información ofrecida. Este reparto social se refleja igualmente en la sociedad física, identificándose los emisores de información con la clase dominante y los receptores con la dominada.

Uno de las claves del éxito de estos medios son el público al que se destina esta información, pues son los jóvenes y adolescentes (y cada vez de menor edad) los que con mayor frecuencia pasan más tiempo sumergidos en estos medios, generación que ha nacido con la tecnología ya desarrollada e implantada pero aún desconocida, ignorando todos aquellos procesos negativos que se llevan a cabo mediante la red y medios informáticos, y donde nadie les puede guiar ni ayudar, pues este mundo es para todos algo novedoso y desconocido.

Perfiles anónimos y bajo pseudónimos, con miles o millones de seguidores son los sofistas que crean nuestra verdad, junto con los famosos influencers y youtubers. Estos son los modelos de referencia de los jóvenes, los cuales ofrecen una vida irreal totalmente fuera del alcance de la mayoría de sus seguidores; vivir en un continuo viaje, otorgando mayor importancia a lo externo, priorizando el tener al ser, dando baja importancia al nivel educativo, al raciocinio y el pensamiento, y mostrando como cualidades positivas la agresividad, el consumo de drogas etc. La red se emplea como un escaparate continuo pero discreto a la vez, implantado por la sociedad capitalista para crear necesidades, crear lo positivo y lo negativo, con el constante y continuado fin de incrementar el consumo, así como el control de qué se consume, y creando, en última instancia, los gustos y preferencias de la gente.

El intercambio de información que se produce a través de la red no es unilateral, sino que es recíproco, pero quedando siempre uno de los grupos favorecido. El grupo dominante emite información que es implantada como verdad en los receptores, y estos últimos, a su vez, emiten información recogida por los grupos emisores para estudiar las opiniones y creencias de la gente, información empleada para su beneficio, para facilitar y perfeccionar la manipulación y alienación de la gente.

¿Qué fin tiene este control sobre la población?

Hunt suc Leones, este famoso dicho romano puede servirnos para ilustrar el fin que pretenden conseguir los emisores de información. Si bien esta oración se empleaba en la era romana para denominar como leones a los bárbaros que vivían fuera de su cultura, en la actualidad estos leones se han extinguido. Estos se están reemplazando por ovejas, mucho más fáciles de dominar y controlar, poco peligrosas y que no causan peligro alguno para los lobos, que ejercen la función de pastor (e incluso de perro protector).

Crear conflictos y debates secundarios y sin importancia es una de las claves por las que pasa el dominio de la vida, puesto que actualmente solo existe lo que se da a conocer, lo que se le da voz, y si se publicita exclusivamente determinada información y se oculta otra, la información no difundida no llegará a ser conocida, y por lo tanto nunca habría sucedido, a pesar de haberlo hecho.

Resulta igualmente interesante cómo se empelan conflictos sociales para dividir la población  y enfrentarla entre sí, de modo que la opinión social centren su atención en estos temas pasando otros, quizás de mayor importancia, por alto. Por ejemplo, actualmente está teniendo lugar un conflicto sin precedentes, donde toda la población forma parte independientemente del grado en el que se involucren en él, y que afecta a todos en mayor o menor medida. Estamos hablando del conflicto entre géneros, que está teniendo lugar, en especial, entre los más jóvenes.

No hacemos referencia, como resulta obvio, a la violencia de género ni otros problemas reales, sino que derivado de estos se están creando, especialmente en los jóvenes puesto que no tienen aún un conocimiento real de la sociedad y del mundo sino que están en desarrollo, un odio hacia el grupo contrario, donde todo lo que haga el otro es malo y negativo, opresor, y que no debe existir. Se está implantando una identidad de género muy acentuada, donde comienzan a surgir grupos extremistas y radicales con ideas despectivas del género contrario.

Los emisores de estas ideas no tienen otro fin que mantener ocupada a la población con conflictos secundarios e intrascendentales (como por ejemplo, la implantación de la “e” como vocal neutra y eliminar la “o”, o el debate sobre si deben aparecer mujeres azafatas en los deportes de motor), desviando la atención de sucesos realmente importantes como la propia violencia de género, que no recibe el trato que merece, pues comparte recursos con estos conflictos irrelevantes. En definitiva, crean problemas intrascendentales para no tener que tratar los realmente importantes, pues esto puede ser mucho más beneficioso, ya que a una sociedad donde una mayoría absoluta del poder está concentrado en el sexo masculino, para mantener dicho poder genera conflictos ente la gente sin poder, de modo que estos primeros no se ven perjudicados e incluso se sienten beneficiados. Para concluir, las denominaciones de las eras marcan la esfera que domina el poder en cada sociedad, como nos ilustra la era industrial, donde los líderes industriales dominaban la población, al igual que ocurrió con la era feudal e incluso se refleja en la antigua edad de piedra y posteriormente en la edad de cobre, bronce y hierro. Por supuesto, la era informacional no iba a ser menos, pues en la actualidad quien domina la información domina la verdad, y quien domina la verdad crea y controla el mundo, todo ello, a través del lenguaje, de la manipulación, del conflicto.

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