Ferenc Balázs y el Brahmo Samaj. Un encuentro entre el unitarismo húngaro-transilvano y el monoteísmo indio.
Miklós Cseszneky.
Experto en Relaciones Internacionales
“Los unitarios y los brahmos vendemos
en la misma estera, las envolturas quizá
sean diferentes, pero nuestras mercancías
son iguales.” Ferenc Balázs[1]
Los lazos entre el unitarismo anglo-americano y el Brahmo Samaj, un movimiento de reforma religiosa basado en la creencia en un solo Dios, la libertad de conciencia y la tolerancia, que fue fundado en la India por Raja Rammohun Roy a principios del siglo XIX, son bastante conocidos por los historiadores de la religión, sobre todo por aquellos que se especializan en la historia mundial de las religiones liberales. La cooperación entre los unitarios-universalistas - incluyendo a los unitarios cristianos de Hungría y Transilvania - y los miembros del Brahmo Samaj en el seno de la Asociación Internacional por la Libertad Religiosa (IARF) también tiene una larga tradición[2]. Sin embargo, apenas se conoce que, aparte de esta colaboración oficial, un ministro unitario húngaro de Transilvania tuvo una experiencia más directa y un encuentro más personal con el brahmoismo.
Ferenc Balázs (1901-1937), teólogo, escritor, poeta, ensayista, reformador social y activista por la paz, ha sido, sin lugar a dudas, la figura más excéntrica pero, al mismo tiempo, también la más auténtica y más original del unitarismo húngaro moderno. Nadie en el siglo XX tuvo un impacto tan profundo en la manera de pensar y actuar de los unitarios húngaro-transilvanos como ese joven pastor pueblerino, que durante su vida efímera fue malinterpretado y dado de lado por casi todos sus correligionarios. En 1923, Ferenc Balázs llegó a la primera estación de su peregrinación espiritual de cinco años alrededor del mundo: se le concedió una beca en la Academia de Teología Unitaria del Manchester College en Oxford. Una vez en Inglaterra, el estudiante transilvano de fuertes convicciones pacifistas buscaba la cooperación con otras naciones y culturas, por lo tanto, fue lo más natural del mundo que Balázs estableciera amistad con sus compañeros que pertenecían a la religión Brahmo.
Sus nuevos amigos indios le abrieron las puertas del tesoro de la literatura del subcontinente. La lectura de los poemas de Rabindranath Tagore le dejó embelesado. Ninguno de los clásicos de la poesía inglesa había podido desarrollar en él un verdadero gusto por el inglés, pero absorbiendo los versos de Tagore se quedó maravillado ante la riqueza de la lengua inglesa[3]. Desde el corazón del Imperio británico, Balázs viajó a los Estados Unidos, donde, especialmente en Berkeley, se encontró de nuevo con estudiantes del Brahmo Samaj. Estos le dieron varias cartas de recomendación, y cuando el joven teólogo húngaro-transilvano - después de visitar Japón, China, Corea, Singapur y Birmania - llegó a Calcuta, se sobreentendía que su primera visita fuera al mandir Brahmo. Ferenc Balázs quedó profundamente impresionado por la hospitalidad de los brahmoistas. En su libro (Bejárom a kerek világot) elogia la lucha del Brahmo Samaj contra el sistema de castas, la práctica del satí (autoinmolación de las viudas) y el matrimonio infantil. Sin embargo, lo que más cautivó su interés fue el trabajo que el Brahmo Samaj desarrollaba en el .campo de la educación. Para Balázs, la educación de la próxima generación era de vital importancia: se consideraba el sembrador de la futura cosecha. Por lo tanto, cuando regresó a su patria y fue nombrado ministro de un pequeño pueblo entre las montañas de Transilvania, su tarea más importante fue educar a los jóvenes aldeanos, no solo en el sentido académico, sino también enseñándoles métodos modernos de desarrollo rural, exactamente como lo había visto en Shantinikentan, la Casa de la Paz, fundada por Tagore[4].
Mientras estuvo en India, Balázs pasó una semana entera con el poeta bengalí, su admirado maestro. Para él, Rabindranath Tagore era mucho más que un virtuoso del lenguaje poético, le consideraba una verdadera fuente de inspiración en cuestiones espirituales y sociales. El joven trotamundos venía de Transilvania, es decir, de una provincia histórica del Reino de Hungría, que, al final de la primera guerra mundial, había sido anexada por Rumanía. Ferenc Balázs, como miembro de la minoría húngara oprimida en Rumanía, observaba con simpatía los movimientos por la autodeterminación de los pueblos colonizados del subcontinente indio. Sin embargo, otra vez más, estaba de acuerdo con Tagore, y consideraba que el desarrollo cultural y social de su grey era su tarea principal, su verdadera misión como siervo de Dios. Ni siquiera su breve encuentro con Mahatma Gandhi pudo desviarlo de su camino trazado por las enseñanzas y ejemplo personal de Tagore[5]. Balázs nunca olvidó al poeta y sus amigos brahmoistas. En 1928 publicó un artículo sobre el Brahmo Samaj en el Unitárius Közlöny, la revista de la Iglesia Unitaria Húngara de Transilvania, y en su libro más conocido (Bejárom a kerek világot) también dedicó seis capítulos a sus periplos por la India. Ferenc Balázs reconoció la profunda hermandad espiritual entre los unitarios húngaros y el Brahmo Samaj, así como la orfandad de ambos dentro de sus propias tradiciones religiosas; y ese encuentro personal entre el unitarismo húngaro-transilvano y el monoteísmo indio puso los cimientos de una cooperación centenaria entre las dos comunidades geográficamente tan lueñes, mas tan cercanas en carácter y espíritu.
[1] Balázs, F. (1975). Bejárom a kerek világot. Bucarest: Kriterion. p. 232.
[2] 2Traer, R. (2012). A Short History of the IARF. 3Balázs, F. (1975). Bejárom a kerek világot. Bucarest: Kriterion. p. 71
[3]Balázs, F. (1975). Bejárom a kerek világot. Bucarest: Kriterion. p. 71.
[4] Ibídem p. 240-244.
[5] Ibídem, p. 256.