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El pacifismo humanista y la “bancarrota de la civilización” en el debate kultur-civilisation de Romain Rolland

 

Fernando Proto Gutierrez

 

Prof. Lic. En Filosofía - Universidad del Salvador. Lic. En Gestión de las Instituciones Educativas - Universidad Abierta Interamericana. Docente-Investigador en el Depto. De Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de La Matanza (Argentina).

 

Resumen

La posición pacifista del escritor francés Romain Rolland (1866-1944) es significativa al momento de interpretar el sentido histórico de la Primera Guerra Mundial, conforme a la dicotomía entre “civilización” y “cultura”. De aquí que es preciso comprender la categoría “pacifismo”, desde la perspectiva heurística del espiritualismo humanista del autor, a fin concebir la dimensión dada a la “bancarrota de la civilización”.

El debate entre Romain Rolland y Thomas Mann constituye uno de los clásicos en torno a discernir las posibilidades de una comparación en el campo de la historia de las ideas, en consideración del contexto coyuntural en el que ambos autores co-implican a su hermenéutico del sentido de la historia, un componente ideológico que determinar los trazos más relevantes de la controversia. 

La metodología de interpretación hermenéutica estará fundada en la lectura de la obra de Romain Rolland, a través de la cual se comprenderá la posición pacifista del autor frente a la decadencia de la moral occidental.

Palabras clave: Primera Guerra Mundial; Pacifismo; Civilización; Cultura; Romain Rolland

 

1. Introducción.

 

1.1. Sobre el autor.

El escritor francés Romain Rolland (1866-1944) fue autor de obras representativas de la posición pacifista frente a la Primera Guerra Mundial.

Rolland nació el 29 de enero de 1866 en Clamecy (Borgoña). Su familia se mudó a París en 1880, donde se graduó de la École Normale Supérieure en 1889 en Historia. Durante estos años, desilusionado por la decadencia de la sociedad francesa y habiendo perdido la fe en el catolicismo, dirigió su atención hacia el panteísmo de Baruch Spinoza. En 1889 llegó a Roma, donde descubrió el Renacimiento italiano y conoció a Malvida von Meysenburg, quien le presentó a los héroes de la revolución y las ideas del romanticismo alemán; estas diversas influencias aparecen por primera vez en sus dos dramas inéditos: Empédocles y Orsino.

Rolland regresó a París en 1891 donde se aproximó hacia las ideas socialistas de su tiempo. Ya en 1898, involucrado en la polémica provocada por el caso Dreyfus, escribió Les Loups, una obra que transpuso el caso a 1793 e intentó presentar objetivamente los argumentos de ambos bandos. El éxito de Les Loups lo alentó a escribir un ciclo completo de obras sobre la Revolución Francesa y creyendo en el papel revolucionario de la cultura, escribió una serie de ensayos en Le Théâtre du peuple (1903), absolutamente significativos en el campo del teatro socialista europeo.

En 1904 Rolland enseñó en la Sorbona, inaugurando un curso sobre historia de la música. Desde 1904 a 1912 escribió Jean-Christophe, una novela que muestra el enfrentamiento entre un artista y una sociedad decadente: construida como sinfonía, Jean-Christophe es una afirmación del genio musical alemán. Colas Breugnon (1914) es, por el contrario, una novela cuyo humor recuerda a François Rabelais. Mientras tanto, Rolland redactó una serie de biografías: Beethoven (1903), Michel-Ange (1906) y Tolstoi (1911).

El escritor pasó los años de guerra en Suiza, atravesando la experiencia del sufrimiento como personal de la Cruz Roja: “He offered his personal assistance to the Red Cross and for more than eighteen months Rolland sat for six to eight hours a day replying to the anxious letters and telegrams which, from the very first days of the war, went on pouring in from all over the world to the small Red Cross Office at Geneva. It is there that he learnt of the extent of suffering caused by the war” (Aronson, 1944, p.V). Esta experiencia determinativa del sufrimiento y el llamado a la paz se lee también en Above the battle (1921):

December 17th. The desire for peace is intense in every one; at least, in all those who are at the front and who are obliged to assassinate and be assassinated. The news- papers say that it's hardly possible to restrain the warlike ardor of the fighters. . . . They lie — consciously or un- consciously. Our chaplains in their sermons dispute the legend that our military ardor is slackening. . . . You can hardly believe how such tittle-tattle annoys us. Let them be silent, and let them not talk about things of which they can know nothing! (Rolland 1921, p.174)

 

Rolland también acusó a Francia y Alemania en una serie de ensayos, Au dessus de la melée. Después de la caída de Europa, solo la Revolución Rusa le dio alguna esperanza para el futuro. Frente a la violencia, sin embargo, no se unió al partido comunista. A lo largo de la década de 1920, llamó a la unidad de todos los intelectuales que buscaran la verdad, independientemente de la opinión política, hecho evidente en la Declaración de la Independencia del Espíritu (1919). Su creencia en la no-violencia le hizo comprometerse con la idea de revolución pacifista de Gandhi.

Rolland, mientras tanto, volvió a sus obras sobre la Revolución Francesa con Robespierre (1939). En 1933 publicó otra novela, L'Â me enchantée, que trata acerca del problema de la acción política. Movido quizás por el creciente fascismo, se adhirió más estrechamente al comunismo.

En 1938 Rolland se radicó en Vézelay donde compuso sus Mémoires y Le Voyage intérieur, su autobiografía espiritual. Murió el 30 de diciembre de 1944.

 

2. El sentido del pacifismo humanista

 

2.1. Carácter internacional-intelectual del pacifismo.

Durante la guerra Rolland se radicó en Suiza, donde el periódico “Svenska Dagbladet, published in April 1915; an article on Jaures, published in Geneva on the first anniversary of Jaures’ death, August 2, 1915 ; it also includes a number of messages and articles on the war, especially on what he calls “ the murder of the elite.” The book was printed in Paris, in 1915, many passages being however deleted by the censor; a full edition came out not much later, during the war, as a supplement to a book in which Rolland is being violently attacked for his internationalist and pacifist views” (Aronson, 1944, p.99).

Aronson (1944) interpreta que las críticas dirigidas hacia Rolland estuvieron dadas por su neutralidad, pues ésta era comprendida para un “ciudadano o soldado promedio”, como aquella actitud frente a la guerra susceptible de ser practicada por cobardes, insensibles o llanos traidores a la patria, atributos todos predicados por sus contrincantes al autor francés. Sin embargo, no son pocos, incluido Aronson, los que comparan el idealismo de Rolland con el de su personaje Olivier. Así, mientras Stephan Zweig escribe que “Olivier is felt to be the most living of all the characters, precisely because we cannot but feel that in many respects we have before us the artistś own picture, displaying not so much the circumstantial destiny as the human escence of Romain Rolland (Robichez :176), Aronson completa la descripción al considerar que “He, Rolland himself, will now take up the part that Olivier wished to play: unable to fulfil himself in action, he will speak out what his conscience demands of him, even if it is against the interests of his own country” (Zweig 1921, p.100).

El carácter apátrida de la neutralidad de Rolland se funda, además, en la “huída de los dioses” que ha impedido guiar a los hombres, en medio de la guerra, en torno a la posibilidad de construir la ciudad de Dios, más por ello, sólo el liderazgo de una élite intelectual unida sería capaz de salvar a la civilización de su declinación total. De aquí es que se entienda la naturaleza de la Déclaration de l’indépendance de l’Esprit (1919), publicada en el periódico socialista L’Humanité el 26 de Junio de 1919:

We commit ourselves never to serve anything but the free Truth that has no frontiers and no limits and is without prejudice against races or castes. Of course, we do not dissociate ourselves from Humanity. We toil for it — but for all humanity. We do not recognize peoples — we acknowledge the People — unique and universal — the People who suffer, who struggle, who fall and rise again, and who always advance along the rugged road that is drenched with their sweat and their blood.

 

El deber moral de los intelectuales habría de ser salvar el espíritu de Europa, esto es, los valores de la civilización inmaterial misma, frente a la pugna arbitraria y sangrienta de múltiples concepciones materiales y nacionalistas de la civilización. Así también, la cumplimentación de dicho deber había de ser la unidad internacional de las élites intelectuales, en tanto promotoras de la preservación de las diversas manifestaciones del espíritu europeo; así lo subraya Stephan Zweig en su biografía de Rolland:

Rolland dreamed of establishing another organization, a fellowship of the free spirits of Europe. The leading imaginative writers, the leading men of science, were to constitute the ark he desired; they were to be the sustainers of justice in these days of injustice and falsehood. While the masses, deceived by words, were raging against one another in blind fury, the artists, the writers, the men of science, of Germany, France, and England, who for centuries had been coöperating for discoveries, advances, ideals, could combine to form a tribunal of the spirit which, with scientific earnestness, should devote itself to extirpating the falsehoods that were keeping their respective peoples apart (Zweig 1921, p.271).

 

En resumen, la distinción élite-masas había de suponerse como la dicotomía sustantiva con la cual esclarecer la misión de la unidad intelectual internacional como tribunal de la conciencia europea, a fin de salvaguardar las manifestaciones inmateriales del espíritu de la civilización democrática occidental.

 

2.2. Revolución y no-violencia.

Aronson considera que los intelectuales de Suiza junto a  Romain Rolland, en el contexto de un debate internacional sobre revolución y no violencia, adoptaron la posición del autor francés, en rigor de la cual era preciso realizar una elucidación conceptual. Rolland asocia la no violencia a los términos “no-resistencia” y “no-agresión”. Mientras que el primero es imposible de ser practicado en la Europa contemporánea a la guerra, el segundo debía ser enseñado, suponiendo que: “On the plane of action there are, according to him, two kinds of possibilities ; either action is violent or non-violent. At this stage he does not yet specify the exact implications of a “ non-violent action” (Aronson 1944 p.113). De esta suerte es que Rolland establece la distinción entre acción espiritual y acción material, esto es, entre la acción aristocrática de las élites intelectuales y la acción de las masas.

Es en forma posterior a la guerra, con su biografía de Gandhi, que accede a la comprensión del término ahimsa con el cual define la no-violencia como “principle of not harming any form of life, non-violence. It is one of Hinduism's most ancient precepts, proclaimed by Mahavira, the founder of Jainism, by Buddha, as well as by the disciples of Vishnu” (Rolland a 1924 p.3), pues la no-violencia es lo más propio de la naturaleza humana, como lo es la violencia de la brutalidad bárbara. Sin embargo, el encuentro de Rolland con el pensamiento gandhista es posterior al período de guerra, por lo que no será considerado aquí. Luego, es preciso señalar que es la dicotomía élite-masas la que supone dos formas diferenciadas de acción, la espiritual y la material, correspondientes ellas con las dos concepciones de mundo enfrentadas durante la guerra, civilización y cultura.

 

3. La controversia kultur-civilisation en el debate Rolland-Mann: la “bancarrota de la civilización”

3.1. Tesis de Romain Rolland.

El autor francés acusa a Alemania de cometer crímenes ya no contra una nación específica, sino contra el género humano y sus manifestaciones espirituales en sí, a fin de salvaguardar el propio Estado nacional y con fundamento en dos premisas tautológicas que habrían de justificar la invasión: a. La guerra es la guerra y b. Alemania es Alemania. (cfr. Rolland 1916, p.30). En este sentido:

The idea never strikes them that Germany is not constituted by a single race of men, and that besides the obedient masses who are born to obey, to respect the law — all the laws — there is the race which com- mands, which believes itself above all laws, and which makes and unmakes them in the name of force and necessity (Not . . .) It is this evil mar- riage of idealism and German force which leads to these disasters (Rolland 1916, p.34).

De aquí que el sentido de fuerza superior imbricado con la filosofía idealista del pueblo alemán sea el que haya llevado al estado de guerra generalizado en Europa, en tanto Rolland solicita a los espíritus nobles del país germano que abandonen la gloria nacionalista del momento para alcanzar así la gloria de la eternidad, sumándose a la causa de la paz y de la preservación de los valores humanistas europeos.

El autor escribe que lo sorprendente de esta “monstruosa epopeya” (cfr. Rolland 1916, p.40),  es el hecho por el que el espíritu asesino provocado por la guerra se haya expandido a todas las naciones, librándose también en el plano metafísico e histórico: “Eucken against Bergson; Hauptmann against Maeterlinck; Rolland against Hauptmann; Wells against Bernard Shaw” (Rolland 1916, p.42), el odio entre las naciones civilizadas de Occidente, -Francia, Gran Bretaña y Alemania- es el que se ha expandido y propugna un estado de guerra generalizado.

Rolland entiende sin embargo que Francia ha ganado durante la guerra un posicionamiento moral que la aventaja frente a la animosidad de Alemania: "A German wrote to me a few weeks ago: "France has won in this war a prodigious moral triumph. The sympathies of the whole world are drawn towards her; and, most extraordinary of all, Germany herself has a secret leaning towards her enemy" (Rolland 1916, p.100).

La dicotomía entre kultur-civilisation, o lo que es lo mismo, entre la tesis pacifista y militarista de Romain Rolland y Thomas Mann respectivamente, es la que se manifiesta en el orden de la estructuración de una guerra en la que Alemania busca una expropiación violenta de la civilización, a fin de imponer la “kultur” sobre la base de la destrucción total del adversario.

En tanto Francia representa la unidad moral de la Europa civilizada, es un deber metafísico de los intelectuales destruir el montaje de los ídolos que entretejen la trama de ideales falsos que llevaron a la guerra, como lo son la latinidad francesa o el espíritu belicoso fundado en criterios raciales en Alemania. De aquí que la acción a seguir habría de consistir en: “(to) get public opinion all the world over to see to it that the peace of the future shall be just, that the greed of the conqueror (whoever that may be) and the intrigues of diplomacy, do not make it the seed of a new war of revenge ; and that the moral crimes committed in the past are not repeated or allowed to stain yet darker the record of humanity.” (Rolland 1916, p.137), en tanto el estado vencedor no debiera tener el poder de apropiarse de una población sin su consentimiento, ello, a cuenta de considerar que el enemigo es también y por sobre todo, éticamente prójimo.

Por otro lado, Rolland demuestra que, a diferencia de sus mayores, los jóvenes intelectuales de Alemania se encuentran en contra de la guerra, de la misma manera en que Herzog defiende desde aquél país el espíritu civilizatorio francés, poniendo en ridículo el ideario germano sustentado en ídolos que, en su mayor parte, fueron perseguidos. De acuerdo al espíritu pacifista de Rolland “Al pensamiento de Jaurès le gustaba repetir, con el viejo Heráclito, que nada puede interrumpir la ola continua de las cosas y que "It was a favorite and often repeated thought of Jaures, as of Heraclitus of old, that nothing can interrupt the flow of things, that "peace is only a form or aspect of war, war only a form or aspect of peace, and what is conflict today is the beginning of the reconciliation of tomorrow” (Rolland 1916, p.191).

Así es que Rolland consiente en que es el odio, como epidemia, el que sustentado en ideales falsos que produjeron la dicotomía entre kultur-civilisation, ha llevado a una guerra cuyo desenlace no habrá de ser sino la necesaria reconciliación entre las naciones: “There was no reason for war between the Western nations; French, English, and German, we are all brothers and do not hate one another. The war- preaching press is envenomed by a minority, a minority vitally interested in maintaining these hatreds; but our peoples, I know, ask for peace and liberty and that alone” (Rolland 1916, p.40).

 

3.2. Tesis de Thomas Mann.

Thomas Mann (1875-1955) fue un escritor alemán nacionalizado estadounidense, autor de la célebre obra La montaña mágica y Premio Nobel de literatura en el año 1929.

Mann expone la distinción que él considera existente entre 1. Lo apolítico, vinculado a lo estético, y 2. Lo político, que por su parte se relaciona con aquello que es en sí inhumano. De esta suerte, comprende la declaración de guerra contra Bélgica esgrimida por el Canciller del Reich como un acto estético, auténtico y suprapolítico, esto es, ético en sí mismo. Pues, lo ético ha de interpretarse a través del núcleo ético-primitivo que describe al pueblo por sobre su naturaleza político-espiritual, de tal manera que el patriotismo señala la unidad primigenia del pueblo germano en su dimensión estética.

El autor rechaza la imagen barbárica con la que los franceses habían querido describir al imperio alemán, específicamente por el hecho de carecer de una república democrática. En el prólogo de Consideraciones de un apolítico en el que se compilan las reflexiones de Mann entre 1914-1918, el autor señalaba que:

Si en las páginas que siguen he abogado por el punto de vista de que la democracia, de que la propia política es ajena y ponzoñosa para el ser alemán; si he puesto en duda o si he discutido la vocación de Alemania para la política, ello no ocurrió con la ridícula intención -desde un punto de vista personal y objetivo- de quitarle a mi pueblo sus deseos de realidad, de hacer vacilar en la fe en la justicia de sus aspiraciones universales. Reconozco estar profundamente convencido de que el pueblo alemán jamás podrá amar la democracia por la sencilla razón de que no puede amar la propia política, y que el muy desacreditado “estado autoritario” es y sigue siendo la forma de gobierno más apropiada al pueblo alemán, la que le corresponde y la que, en el fondo, desea. (Mann 2011, p. 45)

 

Mann venera al autor de Jean-Christophe, al considerar la obra de Rolland por su carácter estrictamente alemán, una prosa o novela de formación antirracionalista, antidemocrática y anti-intelectualista que se enfrenta a la literatura centralista y parisina de Francia (Cfr. Mann s/d, p. 7).

En su polémica con el francés, Mann cita el siguiente pasaje de Above the battle de Rolland, a propósito de la oposición kultur-civilisation:

In an access of delirious pride and exasperated fanaticism Mann employs his envenomed pen to justify the worst accusations that have been made against Germany. While an Ostwald endeavors to identify the cause of Kultur with that of civilization, Mann proclaims: "They have nothing in common. The present war is that of Kultur (i. e., of Germany) against civilization." And pushing this outrageous boast of pride to the point of madness, he defines civilization as Reason (Vernunft, Aufklarung), Gentleness (Sittigung, Sdnftigung), Spirit (Geist, Aufldsung), and Kultur as "a spiritual organisation of the world" which does not exclude "bloody savagery." Kultur is "the sublimation of the "demoniacal" (die Sublimierung des Damonischen) . It is "above morality, above rea- son, and above science." While Ostwald and Haeckel see in militarism merely an arm or instru- ment of which Kultur makes use to secure victory, Thomas Mann affirms that Kultur and Militarism are brothers — their ideal is the same, their aim the same, their principle the same. Their enemy is peace, is spirit ("Ja, der Geist ist zivil, ist burger- lich"). He finally dares to inscribe on his own and his country's banner the words, "Law is the friend of the weak ; it would reduce the world to a level. War brings out strength. (Rolland 1916, p.113)

 

En respuesta a Rolland, Mann ve en el francés a un representante de la idea según la cual cultura y militarismo son términos de un mismo concepto, en el que la fuerza es su resultante. Para ello, Mann sostiene que la cultura se refiere a cosas espirituales mientras que la civilización a las materiales. Luego: “Me dije que la civilización no es sólo igualmente algo espiritual, sino que, antes bien e incluso es el propio espíritu, el espíritu en el sentido de la razón, de la moral, de la duda, de la ilustración, y en última instancia de la disolución, mientras que, por el contrario, cultura significaba el principio artísticamente organizador y constructivo, conservador y transfigurador de la vida” (Mann 2017, p.10).

De aquí que la cultura alemana sea ininteligible sin la moral, en tanto la civilización occidental no pueda comprenderse sin el concepto de razón o intelecto, infiriéndose por ello que la civilización consiste en la aniquilación del arte, a través de la idea de pacificismo universal: “¿No se asemejaba Alemania a un hombre que, obligado a defenderse con todas sus fuerzas contra la superioridad de enemigos que ponían en peligro su vida, al mismo tiempo vuelve dentro de sí todas sus fuerzas espirituales, luchando con la mirada vuelta hacia adentro? (Mann 2017, p.13). De inmediato se presenta aquí la relación con Hintze y Marcks, quienes en virtud de la posición geográfica central de Alemania en Europa deducían la presencia de múltiples enemigos frente a la gran cultura devenida en potencia industrial.

Mientras Lauzanne comprende en la razón de la guerra contra Alemania la posibilidad de restitución de la civilización, ante el barbarismo irracionalista germano, Mann escribe: “Recientemente, un autor francés ha vuelto a manifestar que el defecto nacional de sus compatriotas es el de suponer siempre móviles indecentes en el adversario” (Mann 2017, p.23). Precisamente, Mann expone que la antítesis dada entre esa civilización occidental inocente y pacifista que ha de luchar por la democracia y justicia frente al barbarismo irracional y antidemocrático alemán, en sí, no exime de pensar en que la atribución de los títulos de verdad y razón adjudicados a la civilización constituye un acto hipócrita.

Así también, entiende que Alemania había creído luchar, en las primeras semanas de la guerra, por los derechos de dominación y administración de la tierra, por el poder político: “Un pueblo ilustrado, quién habría de negarlo, y un pueblo justo. Pero ¿un pueblo de dominadores? Lo dudo (Mann 2017, p.26). No obstante, de acuerdo a Mann, la paz en Europa sólo habría de ser posible por Alemania.

3.3. Síntesis de la disputa Rolland-Mann: La disputa de Mann con Romain Rolland acontece conforme la antítesis kultur-civilisation como fundamento de la guerra, suponiendo entonces que la razón democrática civilizada francesa ha falseado la producción intelectual de la cultura germana por considerarla una amenaza barbárica e irracional. Ambos autores consideran que sus pensamientos han sidos tergiversados por sus adversarios; de aquí que mientras Rolland ha de justificar el pacifismo como acción espiritual que salvaguarde los valores espirituales (racionales) de la civilización, Mann deba hacer lo propio a la hora de sostener el carácter autoritario y militarista de la cultura germana sostenida en valores estéticos (irracionales) que justifican el imperio de la fuerza en la guerra.

 

4. Conclusión

4.1. Recapitulación.

La posición pacifista del escritor francés Romain Rolland es significativa al momento de interpretar el sentido de la Primera Guerra Mundial conforme a la dicotomía entre kultur-civilisation. De aquí que fue preciso comprender la categoría “pacifismo”, desde la perspectiva heurística del espiritualismo humanista del autor, a fin concebir la dimensión dada a la “bancarrota de la civilización”.

La metodología de interpretación hermenéutica fundada en la lectura de la obra de Romain Rolland con la que se comprendió la posición pacifista del autor frente a la decadencia de la moral occidental, se articuló a través de los siguientes objetivos:

1. Registrar los hechos históricos narrados por Rolland que lo conducen a asumir una posición pacifista respecto de la Primera Guerra Mundial.

2. Determinar el sentido de la categoría “pacifismo”, en el marco de la dicotomía “kultur-civilisation” formulada por Rolland.

3. Significar la “bancarrota de la civilización” de acuerdo a los hechos narrados por Rolland y al pacifismo humanista asumido.

4.2. Respuestas a los objetivos.

Así es que 1. El hecho que conduce a Rolland a asumir una posición pacifista se da por la experiencia misma del sufrimiento en el campo de batalla: “The desire for peace is intense in every one; at least, in all those who are at the front and who are obliged to assassinate and be assassinated” (Rolland 1921, p.174), en sus trabajos con la Cruz Roja “It is there that he learnt of the extent of suffering caused by the war” (Aronson, 1944, p.V), sin extender aquí la significativa influencia de su correspondencia epistolar con Tolstoi

2. El sentido de la categoría “pacifismo” es ininteligible sin la dicotomía élite-masas, con la cual Rolland supone que la unidad internacional de una élite de intelectuales debía guiar a las masas a la preservación de los valores occidentales, en concomitancia con la práctica de una acción inmaterial no-violenta escindida de los valores barbáricos de la cultura brutal germana.

Por ello, 3. La “bancarrota de la civilización” occidental producida por el conflicto bélico entre Gran Bretaña, Francia y Alemania supone el odio como promotor de la dicotomía kultur-civilisation, la cual es puesta en cuestión en su debate con Thomas Mann; mientras el autor alemán entiende que  “The present war is that of Kultur (i. e., of Germany) against civilization." And pushing this outrageous boast of pride to the point of madness, he defines civilization as Reason ( Vernunft, Aufklarung)” (Rolland 1916, p.113), Rolland interpretará que el triunfo moral de Francia sobre la animosidad alemana acontece en el marco de su atribuido carácter democrático: "France has won in this war a prodigious moral triumph. The sympathies of the whole world are drawn towards her; and, most extraordinary of all, Germany herself has a secret leaning towards her enemy" (Rolland 1916, p.100), en un contexto en el que el enfrentamiento ya no tan sólo había de ser medido en términos militares, sino también como la controversia metafísica fundada en la oposición kultur-civilisation en tanto categorías paradigmáticas de interpretación de los debates intelectuales  sobre la Primera Guerra Mundial.

 

Bibliografía citada

       Aronson, A (1944) Romain Rollan: the story of a conscience. Bombay: Fadma Publications

       Barrère, Jean-Bertrand (1960) Romain Rolland par lui-même. Paris: Seuil

       Mann, T (1917) Consideraciones de un apolítico. Buenos aires. UNTREF

       Mann, Th. (2011) Consideraciones de un apolítico, Madrid: Capitán Swing

       Rolland, R.,

       (1954) Diario de los años de guerra 1914-1919.II. Notas y documentos para servir a la historia moral de la Europa de ese tiempo. Tomos I, II Buenos Aires: Libreria         Hachette.

       (1916) Above the battlefield.  Chicago: The Open Court Publishing Company

       (1921) Mahatma Gandhi. Publications Division New Delhi: Ministry of Information and Boadcasting Goverment of India

       Zweig, S (1921) Romain Rolland: the man and his work. Nueva York: Thomas Seltzer

 

Bibliografía consultada

       Bayón, F (2005). Thomas Mann y el desencantamiento de las tradiciones alemanas. Revista HMiC: història moderna i contemporània. Nº. 3, 2005, págs. 277-294

       Bovio, C (1919) Romain Rolland. Napoli: Libreria Editrice

       Lauzanne, S (1919) Francia Batalladora. Nueva York: s/d

 

 

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