Magister vitae.
“Crisis económica, crisis moral”.
Sebastián Dueñas.
Ensayista e historiador. IEHS (España).
"Honra a los dioses, ama a tu mujer y defiende a tu patria" (Homero, s. VII ac.).
Septiembre de 2008 ha puesto de nuevo sobre la mesa del debate público, cuando nunca debiera haber desaparecido, las limitaciones éticas y técnicas del desarrollo material de la humanidad. Esta fecha demuestra, como símbolo trágico, como los dos grandes mitos de la modernidad, el Estado y el Mercado, se encontraban alejados de manera radical de las verdaderas necesidades de la Civilización occidental. La pobreza económica, el pauperismo social, la precariedad del bienestar ya no eran patrimonio de las naciones del Tercer Mundo. La crisis financiera internacional ha puesto de nuevo sobre la mesa, como los países desarrollados dejaban tras de sí, en el torbellino de acumulación y progreso, un reguero de desposeídos y excluidos. El sueño del progreso ilimitado y del consumo ilimitado se venía abajo. Enormes capas sociales despertaban, de golpe y trágicamente, de ese sueño, y los dirigentes de la comunidad (financieros y políticos) no sabían cómo despertar del mismo. Viejos y nuevos pobres se acumulaban en las orillas del "Libre Mercado" y del "Estado providencia". Ni el "libre arbitrio" ni el "materialismo histórico" podían explicar esta crisis más allá de la posesión o no de bienes materiales. "Tempus fugit" podría ser así una suerte de lema de campaña.
Ambos paradigmas ideológicos, incrustados en las conciencias de varias generaciones europeas, apenas si podían advertir de las raíces morales de esta crisis internacional. La secularización forzada, el individualismo impostado, el relativismo ético, el materialismo galopante, el adanismo intelectual, el olvido de las tradiciones seculares... Todos estos indicios eran obviados bajo el simple esquema de clases o bajo el mero sistema de producción. Pero éstas eran las raíces profundas de un problema de civilización que había convertido al hombre en mero número electoral y productivo, definido, únicamente, por su sexualidad y su capacidad de consumo.
Pocos intelectuales han advertido, empero, esta realidad. Entre ellos, Benedicto XVI advirtió a contracorriente como es necesario analizar la crisis económica en profundidad, como un síntoma
grave que requiere intervenir sobre las causas, pues no basta, como diría Jesús, poner remiendos nuevos sobre un vestido viejo». En la Jornada Mundial de la Paz, Benedicto XVI proclamaba
"Combatir la pobreza, construir la paz", mediante "una revisión profunda del modelo de desarrollo dominante» pues "lo exige, todavía más que las dificultades financieras inmediatas, el estado de
salud del planeta y, sobre todo, la crisis cultural y moral, cuyos síntomas son evidentes desde hace ya tiempo en todas las partes del mundo". La invitación del Papa a "intervenir sobre las
causas de los problemas" en lugar de "poner remiendos", demostraba con toda claridad a "crisis cultural y moral" que ha llevado, de una parte, a la podredumbre de las altas finanzas y por otra al
predominio de la violencia y de los intereses armamentísticos en el comportamiento de los estados. Las consecuencias de este proceso crítico, visibles desde hace años en los países más pobres del
mundo (mortalidad infantil, probreza crónica, hambrunas recurrentes, violencia política, abusos a la mujer, degradación medioambiental, etc.) y ante la mirada imperterrita de las sociedades
avanzadas, llegan lentamente a nuestras tierras, y parece, que ni los nuevos dioses de lo material (la acción del Estado y la intervención del Mercado) son capaces de detenerlas.
Una crisis que vuelve a poner en boga las tesis del economista germano Wilhelm Röpke [1899-1966] tras el fin de la Segunda Guerra mundial: la crisis social de nuestro tiempo. Y que en este quinto número de La Razón histórica se materializa en distintos campos de estudio. Por ello comenzamos con Diana Armas y su elocuente trabajo sobre la relación entre aborto y realidad socioeconómica, causa no siempre advertida del gran holocausto de nuestra era. Seguimos con un artículo de Esteban de Castilla sobre la realidad de la Mediación como forma histórica de resolución pacífica de los conflictos sociales. Proseguimos con la reproducción del magnífico debate teórico y teológico entre J. Ratzinger y J. Habermas en torno a las relaciones entre “razón y fe”. Continuamos con el estudio del historiador Sergio Fernández sobre la visión humanista de la Política Social lanzada hace décadas por el economista Luis Olariaga, tan necesaria en estos tiempos. Y finalizamos con la ilustrativa visión de A.D. Marín Rubio, quizás el gran experto actual en la Guerra civil española, sobre listas de represaliados y memoria histórica. El epílogo de este número viene dado con la reseña a la obra señera del profesor e historiador José Luis Orella sobre Victor Pradera, texto capital para nuestra reciente historiografía.
Véase Wilhelm Röpke: La Crisis social de nuestro tiempo. Madrid, Revista de Occidente, 1947.
La Razón Histórica, nº5, 2008 [2-3], ISSN 1989-2659. © IPS.