Los falsarios de la historia.
“Jerónimo Molina en la cabellera del cometa Ernesto Giménez Caballero, frente a viento y marea”.
Esteban de Castilla
Ensayista. IEHS (España).
Todo libro, como toda obra del espíritu, tiene tras de sí una “historia” que explica el sentido de una época, en la que se gesta el manuscrito, y el horizonte vital de una generación, a la que va destinado el texto. El libro En la cabellera de un cometa llamado Ernesto Giménez Caballero (2008), del profesor y editor Jerónimo Molina Cano (1968), demuestra el sentido de nuestra era, revelando la censura intelectual de un tiempo ajeno a su verdadera tradición, y el signo de una “generación perdida” sin maestros a los que seguir. Y frente a la “emboscadura” de una Universidad opuesta a financiar el verdadero trabajo intelectual y de los acólitos del “pensamiento político correcto”, prestos a la ignonimia, el profesor Molina no se esconde y empuña las armas de la razón, del rigor y de la belleza
“Ernesto Jiménez Caballero no podía ignorar que, en España, embarcarse en todas estas aventuras y no cantar la palidonopia tiene un precio confiscatorio del buen nombre”. Así más pareciera que el profesor Molina reivindica, a través de la obra y figura de Gecé, la suya propia: sus recuerdos y sus lecturas, sus maestros y sus olvidados. Caballero y Yo abre el encuentro entre dos épocas vinculadas, entre dos intelectuales que están en sintonía. ¿Quizás maestro y discípulo?. La pirueta del orden nos recuerda a un Madrid que transitó de la Hispanidad ultramarina al babelismo moral, y en el cual se sometió al ostracismo al inclasificable, al contradictorio, al irónico, al “yo enorme” de Giménez Caballero. La política romántica nos habla del poeta del “Genio de España”, de un nacionalista español, de un activista de sí mismo, que avanzó en la vieja piel de toro las vanguardias románticas (del surrealismo al fascismo) y llegó a ver en la Cataluña de Eugenio D´Ors la clave en la reacción de España. Antirromanticismo nos devuelve a la contradicción vital de Gecé, invocando durante toda su vida el genio clásico de nuestro país, retando a los krausistas con la pluma y el fusil, buscando el Circuito imperial la nueva Contrarreforma católica. La cabellera del cometa nos conduce al “exilio” de un hombre que siempre llevó en la frente el signo de profeta a destiempo, y que le llevó a la diplomacia en sus amores ultramarinos (lógico para el profesor Molina porque, remedando al clásico, “España levanta a sus hombres y luego los gasta cruelmente”). Y Preterición, recuperación y olvido muestra ese humo denso de la vida de Gecé (“toda vida, aunque se baile en ella, es humo” viene a recordar Molina), que impregna aún las vestimentas del recuerdo y del olvido de nuestra vida académica e intelectual. Se puede escapar de ese humo, ventilarlo siquiera, incluso no oler sus notas, pero siempre queda en algún traje a medida de nostálgicos del tiempo pasado, de jóvenes que investigan sin miedo, de cronistas auténticos de nuestro pasado, de nuestro “genio”.
Esta es la cabellera de Ernesto Giménez Caballero (Madrid, 1899-1988), de un cometa creador y polémico en el universo literario español del siglo XX. El profesor Molina, con pluma hábil y estilo mordaz, recoge sus destellos, que quizás iluminaron su propio y enorme camino intelectual, sin parangón en una patria analfabetizada de arriba abajo, incluida la jerarquía académica. Y unos destellos que desvelan el recorrer de un hombre, de un tiempo, de un país; al director de La Gaceta Literaria (1927-1932), en palabras de Antonio Machado, “gran estandarte, cartelista y jaleador de un ejército juvenil”; también al agitador de las vanguardias en España, y fundador del primer cine-club español; a un personaje efectista, figurante romántico e incansable propagandista de sí mismo, cuya obra quedó marcada, decisivamente, por la guerra civil; y un escritor y ensayista que nos ha dejado monumentos literarios, casi olvidados, como Carteles (1927), Yo, inspector de alcantarillas (1928), Julepe de menta (1929), Circuito imperial (1929) y Genio de España (1932), Memorias de un dictador, la novela de sí mismo (1917).
Jerónimo Molina Cano. En la cabellera de un cometa llamado Ernesto Giménez Caballero. Los Papeles del Sitio. Valencina (Sevilla), 2008. 88 páginas.